“La patria es el sabor de las cosas que comimos en la infancia” dijo Cardoza y Aragón a quien la guerra, las discordias y la dictadura arrancaron de su país de nacimiento, quitándole la bendición de caminarlo y regalándonos la de su exilio entre nosotros.
Recojo ahora la sabiduría de su frase para asirme a ella y asegurarme de que la patria es tantas cosas como nuestra memoria y nuestros afanes puedan volverla.
La patria no es sólo el territorio que se pelean los políticos, asaltan y roban los criminales, quieren para sí los discursos y la fiebre de las acusaciones y desvaríos. No es el nombre que exhiben como suyo quienes le gritan vivas.
La patria es muchas otras cosas y está en el mundo todo. Hay que temerle a la patria que se aclama y al patriotismo que se pregona. De esas patrias están hechos los destierros y la aflicción de tantos en todos los tiempos.
Está difícil este septiembre al que en nuestro país llamamos “mes patrio”. Pero hemos de andar por él, con valor y sin barbarie. ¿Verdad?
Si, Ángeles, hemos de hacerlo. Qué sería de México y del Mundo sin el consuelo de las voces como la tuya.
La Patria se incuba en los dogmas de la educación básica matizados por las posturas de tus padres sobre ella, se modela en la iluminación juvenil de pertenencia y la primera comprensión propia del mundo, se moldea en la experiencia de reconocer al paisano y su percepción particular de la patria, se valora al vivir lejos de ella y se desdeña la utilización del verbo para apuntalar intereses mezquinos.
Quisiera ser ciudadano del mundo y su maravillosa diversidad, pero el olor del aire, las puestas de sol, las delicias culinarias, el acento y el trato de la gente de mi terruño siempre serán atesoradas y añoradas.
La Patria de todos está amenazada por los que quieren imponer su propia visión de la Patria, y más amenazada está por los que no tienen el valor y la voluntad de defender su propia concepción de su Patria.
Solo hay que temerles a aquellos que conciben el interés propio como la única Patria, y que calculan que obtendrán ganancia si otros luchan por la Patria, minimizando su pérdida si los vientos no son favorables.
“Quisiera ser ciudadano del mundo y su maravillosa diversidad” me uno a su deseo.
Bello, casi una versión en prosa del poema Alta traición, de José Emilio.
Muchas gracias. Manu y Bada. Siempre aprendo de ustedes.
Quizá porque me crié en una patria muy pregonada, ese nombre me da salpullido.
Yo nací y me crié en pleno franquismo, el terrible, lúgubre franquismo de la primera hora (nací cuando recién había terminado aquella contienda cainita que fue nuestra guerra civil). Nací y me crié bajo la dictadura del TODO POR LA PATRIA, que se aclamaba en la fachada de los cuarteles. Es por eso que digo que le estoy agradecido a aquel general inferiocre y felón que, paradójicamente, se apellidaba Franco. Le estoy agradecido porque arrancó de mi alma hasta la más pequeña brizna de nacionalismo, hasta la más recóndita raíz de patriotismo. Sé que la Patria, con mayúscula, es importante para muchos seres humanos, y es un sentimiento que respeto, como espectador. Pero si acaso me preguntasen cuál es entonces mi patria, diría que tengo dos: el idioma de Castilla y la Ley Fundamental [=Constitución] de la República Federal de Alemania. Y me siento bien orgulloso de ambas.
Me encanta leerte
Triste; pero totalmente cierto