Me entero de que otra vez, Cozumel dejará de tener vuelos regulares que vayan de la ciudad de México a la isla y de regreso. Lastima saberlo. Abrigo la esperanza de que será por poco tiempo. Y recuerdo que esto escribí en una época, que creí no volvería jamás, en la que hace muy poco, ni diez años, no había vuelos directos a la isla de los tesoros. Aquí está.
Cuando se alzó en el aire el pequeño avión en que salí de Cozumel, vi, desde arriba, la isla suave. Tan inerme, tan bella. El pueblo está trazado a la orilla del mar que mira hacia el continente, viendo a la rivera que conocí tímida y que ahora se alza larga, larga desde antes de Playa del Carmen hasta Cancún. Tan pronto estábamos arriba, viendo las calles abreviarse y las playas crecer, el territorio verde hacerse grande hasta que la isla toda se veía de un lado al otro; que no tuve tiempo de llamarme a la razón. Cuando me di cuenta lloraba dos lágrimas gordas. “¡Qué preciosa es!” dije en voz alta junto a mi compañera de viaje.
El avión lo manejaba un muchacho de aspecto distraído, –supongo que porque estaba concentrado—y las pasajeras éramos sólo ella, una mujer con mochila al hombro, lentes para pensar, zapatos cómodos y ojos avispados y yo, con sombrero amarillo, anteojos oscuros y sandalias de gringa bajando de un crucero, para que el paisaje no extrañara del todo el artificio del turismo. Ella trabaja en la Universidad de Quintana Roo y estaba empezando una jornada de no sé cuántas horas para ir a un congreso en China. Yo sólo haría el corto vuelo de veinticinco minutos a Cancún, para ahí encontrarme con el avión grande, como una verdad odiosa, que me devolvería al ombligo de mi país, este lugar en el que elegí vivir hace ya tanto tiempo que no puede dejar de preguntarme cómo es que sigo aquí.
Mañana les contaré más de ese viaje. Por hoy aquí dejo mi solidaridad con los cozumeleños. Mis muy queridos.
Somos tantos cautivos en esta isla que no les importa nuestra economía nuestra isla ..yo diría ya basta
Habemos muchas personas que hemos vivido en Cozumel y la conocemos muy bien.
Yo he vivido 55 años y comparto hermosas historias y aventuras a lo largo de ese tiempo. Es mi isla mágica asi lo siento.
Amo a Cozumel…
Buen dia Ernesto !
Bello relato que en medio de esta pandemia, nos recuerda que la diferencia de solo existir y vivir está en el espíritu, y este se alimenta con ver las cosas más cotidianas con otra perspectiva…….
Isla maravillosa, último rincón de mi país, el más bello y más seguro, estamos seguros que pronto volverás a tener alas, porque un diamante como esté, no se podrá cubrir jamás, junto a ti estaremos esperando a que el cielo te vuelva a adornar.
Señora un gusto grande encontrar su blog. Hace mucho tiempo la leo. He disfrutado cada uno de sus libros, entrevistas o pequeños o amplios comentarios suyos. Gracias
Me lleve la sorpresa que para pasar de Playa de Carmen a Cozumel ya cobran $500.00 pesos, muy caro para los peninsular. Esto de sensitiva aún más a turismo.